martes, 15 de diciembre de 2009

Cagarte.

¿Cuál es el proceso de pensamiento que lleva a alguien a concluir que usar un verbo en infinitivo conjugado en segunda persona, es la manera de sugerir algo más en el nombre de un curso o taller?
No quiero parecer obtusa, pero todas las academias de escritura, fotografía, guión, actuación, y demás disciplinas artísticas cuyos nombres terminan en “arte” me provocan desconfianza.

martes, 8 de diciembre de 2009

Palabras mayores.

Hay libros que se leen de un saque, como “La soledad de los números primos” de Paolo Giordano. Que no complace nunca al lector, y por eso está bastante bueno. Y otros, que sólo se toleran de a sorbitos, espaciados, por su densidad, por su impacto, por todo lo que dispara cada simple combinación de palabras elegidas por el autor. Como “La manzana en la oscuridad” de Clarice Lispector, que no me alcanzó todo el año para terminarlo. Porque cada dos párrafos tengo que cerrarlo, y quedarme pensando, y después no quiero contaminar con más lectura esa sensación rara que me quedó.


“…Imaginad a una persona que era pequeña y no tenía fuerza. Ella en realidad sabía muy bien que toda su fuerza reunida, céntimo a céntimo, sólo sería suficiente para comprar un único acto de cólera.”


“…y es necesario mucho para que un héroe finalmente llore. Y cuando esto sucede es un espectáculo deprimente y repugnante que no soportamos sin sentirnos traicionados y ofendidos.”


Fragmentos de "La Manzana en la oscuridad" de Clarice Lispector, Editorial Siruela.

martes, 1 de diciembre de 2009

No sos vos, soy yo (y mi novia).

¿Te tira centros y desaparece? Eso hacemos los pibes con novia. Me dijo un amigo.

Si es una relación “sin compromiso”, no tenés derecho a patalear, me dijo otro.

No existe eso de curtir y pensar que sos la única, me dijeron también.

Maque, no podés seguir siendo tan ingenua, me dije yo.

Y así, infinitas opiniones sobre los límites, las incumbencias y la real dimensión de una relación “sin compromiso”. Esa aberración urbana que prolifera en los bares porteños, y que contagia a confiados y desconfiados por igual, con promesas de buenos momentos y bajo costo emocional. Una ganga, que en estos tiempos de crisis, es difícil rechazar.

Es entendible que si aceptamos jugar con esas reglas, por miedo, por cautela o por comodidad, cuando nos enteramos que entra un tercer jugador al juego, hay que bancársela sin mucho escándalo.

Lo que no es fácil entender en estas cuestiones, es que el ego siempre está comprometido, y un ego herido no entiende razones (y puse ego para no ser cursi y poner corazón, a ver si todavía nos ponemos sensibles).

Así que, suerte con eso a los atrevidos que se sumerjan en las aguas del mensaje a deshoras, el placer express y el no aclaremos que oscurece.

Yo, por ahora, me retiro.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Aunque no lo veamos, el monstruo siempre está.

Cuando llegue ese día, tu sangre y mi llanto se mezclarán en el barro.
Tu boca inerte y tus ojos secos serán sólo eso.
Y reventaré tu corazón contra un muro.
Como una granada blanda cargada de pus.


Cubriré mi rostro por el hedor, y por la vergüenza.

Y cuando en mis entrañas empiece a trepar esa sombra severa, asfixiante y amarga, y esté ahogándome sin remedio, me vaciaré sobre tus restos, expulsando demonios.

Y tus huesos serán carcomidos por tu propio veneno.



Foto: Pablo Mekler.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Aiawer, o el encanto de inventar palabras en estado alpha.

En el Club Ciudad de Buenos Aires treinta mil personas y yo esperábamos el show de Calamaro con Ariel Roth. Pero hacer (si acaso fuera posible?) pogo cuando Los Tipitos tocaron Campanas en la noche resultó demasiado riesgoso para mi físico.
Salto, crack, desmayo, cruz roja, ambulancia, hospital.

Eran casi las doce de la noche y estaba en una desolada sala de espera del Pirovano. Hacía calor, ya había empezado diciembre, pero ahí todo me daba escalofríos.
Maru estaba en otro lado hablando con los traumatólogos, creo. Yo había recobrado la conciencia pero todavía estaba volviendo feliz y perezosamente de ese plácido lugar al que fui cuando me desmayé. El lugar más seguro del mundo. Era fascinante ese lento retorno en el que volvía flotando a acoplarme a mí misma, y no quería apurarlo y perderme detalles.
Mi pie izquierdo parecía estar desarrollando un anexo de sí mismo, una bola amorfa que se hinchaba velozmente le crecía en un costado. Me bajó la presión al verlo mutando. Desvié la mirada para no volver a desmayarme y vi entrar a una señora de unos sesenta años que caminaba con mucha dificultad, tenía magulladuras por todo el cuerpo, lloraba y decía “aya” lastimera y continuamente. Creo que se había caído por una escalera. Se sentó al lado mío y me rozó con su brazo (tuve que apurar la vuelta a la realidad porque el entorno se volvía hostil). Noté que había algo húmedo entre su piel y la mía, miré y era sangre. Me quedé inmóvil. Ella ni se percató, seguía sumida en sus lamentaciones. Enseguida la llamaron, supongo que por ser la más quejosa. Cuando se levantó, su brazo sangrón se deslizó sobre el mío dejando en él una estela roja. Yo seguía mirándolo como paralizada. En ese momento volvió Maru, yo la miré y sólo atiné a decirle: “aiawer”.
Por lo tanto, "aiawer" es una palabra que puede utilizarse en momentos de impresión y miedo, de desconcierto y alarma.

Foto: radiólogo del Pirovano.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Por una cabeza (con problemas).

Tuvo miedo de no gustarle, o de gustarle mucho, nunca se iba a poner de acuerdo consigo misma en ese punto.
Lo único que recordaba de él, era que tenía un caballo de carrera con dos amigos.
Habían estado hablando toda la noche, seduciéndose con palabras. Cuando él le pidió, al oído, que lo esperase que tenía que ir al baño, ella asintió sonriendo y lo vio alejarse. Acto seguido tomó su cartera y se fue del bar.
Al día siguiente estaba tan indignada con ella que no se podía ni hablar ni mirar al espejo. Repasaba como una película la conversación que habían tenido, tratando de recordar algún dato importante, pero sólo recordó el nombre del caballo: Ser cortés.
Decidió ir al hipódromo, buscar al pingo y encontrar al dueño.
Pero no resultó tan fácil como pensaba.
Vio caballos rápidos como rayos y jockeys livianos como plumas, vio hombres infartarse por apuestas imposibles, y también los vio llorar por carreras perdidas… Pero a él nunca lo vio.
Ya pasaron suficientes años, y aún así, ella sigue yendo cada domingo con la misma ropa que tenía aquella noche en el bar y la misma esperanza de encontrarlo. Al llegar, recorre con la mirada a los hombres en las gradas, en las mesas del bar, en los mostradores de apuestas y en los asientos frente a los televisores que pasan las carreras, latiéndole en la cabeza la frase que piensa decirle cuando lo encuentre:
No me tendría que haber ido cuando te fuiste al baño, tomamos un café?


Foto: Pablo Mekler.

martes, 3 de noviembre de 2009

Bondineses.

Cuando estoy sentada en el colectivo en un asiento de dos con otra persona al lado, sea hombre o mujer, y se desocupa un asiento de uno, y esa persona sale lanzada cual cohete a ubicarse en el lugar que quedó vacío, me siento mal, me pregunto qué le hice para que me deje así…

lunes, 12 de octubre de 2009

AR 1131

Hace mucho tiempo tengo en la cabeza esta imagen:
Es en un aeropuerto, en el lugar donde uno va a buscar las valijas que despachó. Está la gente ahí esperando. En la cinta transportadora en vez de venir valijas vienen cadáveres, cuerpos desnudos, obviamente inertes y con la pegatina identificatoria que ponen en las valijas cuando se despachan. Y la gente está ahí porque fue a buscar a sus muertos.
En fin…


Imágenes para completar el concepto...

http://pablomekler.blogspot.com/2009/06/dead-people.html

jueves, 8 de octubre de 2009

Nombre.

Algunos padres a la hora de anotar a sus hijos en el registro civil, pasan por alto que el que tiene que llevar el nombre elegido por ellos, es esa pobre criatura indefensa que acaba de nacer.
Cuando me preguntan cómo me llamo y automáticamente contesto con mi apodo, me dicen, Maque como maqueta? Sí…
Luego me dicen, pero ese es tu apodo, cómo te llamás, Macarena, no?
No, (y les digo mi nombre…)
Y ahí se despliega un abanico de preguntas y caras de estupefacción infinitas.
Qué?! Ah, pero tus padres son del Opus? Deben ser hiper religiosos! (no, la verdad que no, ojalá lo fueran, por lo menos eso los justificaría un poco).
Ah, cómo te cagaron! Por qué te pusieron ese nombre?! (Ni idea.)
Y tus hermanos cómo se llaman? Y les contesto, y me dicen, ah, a la única que mataron con el nombre es a vos! (sí, gracias por recordármelo).


Hace poco un oficial de migraciones del aeropuerto de Barajas consideró mi nombre muy español y me dejó pasar aunque no tuviera los requisitos para entrar. (No es suficiente para inclinar la balanza).

Por suerte, cuando éramos muy chiquitas a mi amiga Florencia no le salía decir María Jesús y me decía Maquechú, que en breve derivó en Maque, y es el apodo que me acompaña desde mi más tierna infancia.
Gracias, Flor...


lunes, 5 de octubre de 2009

I (corazón) Bob.

Durante cuatro días tuve la suerte de asistir a un seminario de guión dictado por un tipo que sabe mucho, pero mucho.
Era en un teatro grande, y el tipo en el escenario, solo (y sólo) con sus 70 años, hablaba durante 10 horas, con 3 recreos en el medio.
El talento del tipo para llevar adelante su tarea, su carisma, su experiencia, su claridad… me dejó pasmada.
Pero lo que más pasmada me dejó fue el comentario de uno de los asistentes al curso… veintitantos años, pelo revuelto, barba desprolija, anteojitos rectangualres de marco negro… que tras una clase magistral de técnicas, de procedimientos, con ejemplos claros y precisos, lo que sacó en limpio para comentarle a su compañero de asiento fue: es un viejo facho.
Pobre pibe.
Cuando salía del curso y contaba que lo estaba haciendo, y ponderaba (quizá fanáticamente) al orador, me preguntaban mis interlocutores ¿y qué películas escribió? Y yo contestaba, no, no filmaron ninguna de las 8 que escribió y vendió. Ah, entonces es un bocón… Si no escribió ninguna que conozcamos cómo puede enseñar a escribir?
Yo les decía que el tipo hace más de veinte años que dicta este curso en todo el mundo, su libro* fue traducido a todos los idiomoas y va por la edición número 37. Y me decían: Ahhh, ya tiene armado el kiosquito…
Qué le pasa a la gente?
Cuál es el objetivo de reducir, minimizar, relativizar y banalizar la experiencia satisfactoria que está contando el otro?
¿quieren ayudarme a abrir los ojos y que me dé cuenta de que no tendría que disfrutarlo tanto?
Eso es imposible, por suerte.


*"Story" es un libro de guión escrito por Robert Mckee, el tipo del que les hablé.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Cosas que se parecen.

El pervinox y la salsa de soja.
Los perros y sus dueños.
La espuma de afeitar y las claras batidas a nieve.
Respirar abajo del agua y que se te vaya un arroz para la nariz.
Torito y Messi.
El olor a sangre y el olor a una pila sulfatada.
El sabor del hinojo y el sabor del anís.
La histeria femenina y la histeria masculina.
La primavera de este año y el invierno de siempre.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Ahh, la primavera...

-Hizo un brote, es esquizofrénico paranoico. No lo dejes volver a entrar a tu casa.- Me dijo alarmada por teléfono.
Y todo porque sus ojos nunca me habían mirado así.
Escuché que hablaba en sueños. Escuché que murmuraba algo aún en vigilia. No me preocupó, hasta me parecía divertido. ¿Lo de las voces que me contó, habrá sido cierto?
No te vuelvas loco. No te vuelvas loco.
Estaba drogado, como siempre. Pero ¿esos ojos?
-Tiene antecedentes de infancia, el tipo de anatomía cuadra, está en la edad donde empieza a manifestarse la enfermedad...- me seguía diciendo por teléfono.
Cómo una forma de mirar puede transformarlo todo, cambiar el presente, y lo que es más impresionante, el pasado.
¿Quién sos, quién eras entonces?
Abiertos como si alguien tirara de sus párpados para arriba. Duros y sin parpadear. Extraños de dar miedo.
Mi cabeza ardía de tanto procesar, resignificando todo a una velocidad intolerable. Su imagen se me caía a pedazos, como mampostería que se viene abajo sin que nadie pueda hacer nada.
-Mejor te vas a tu casa.-
-Siento mucha vergüenza.-
-Y yo mucha tristeza.-

-Te llamó?-
No.
-Lo llamaste?-
No.
-Mejor...-


Un ejercicio de algún taller, titulado "Brote". Muy adecuado para esta estación que comienza.

viernes, 31 de julio de 2009

Cavado, media pierna y novelón.

Resulta que los gabinetes de mi depiladora de confianza, no son más que unas mamparas de madera apoyadas contra una pared, que en vez de puerta, tienen una cortina de tela con una tira de velcro en la mitad, para enganchar con la tira de velcro de la cortina del gabinete contiguo.

A lo que voy, es que todo lo que se dice durante el evento depilatorio, (siempre y cuando no esté Vale 97.5 a todo trapo), es público y es escuchado por tu depiladora, la de al lado, la del 3 y la del 4 (y por sus circunstanciales víctimas).

Así es como llegó a mis oídos la historia de Adela (cambio el nombre para proteger su identidad) que se estaba depilando en el gabinete de al lado. Cuando se fue, me enteré que Adela tiene 65 años y según mi depiladora (y la del 2), es víctima de su malvado hermano que tendrá unos 55? Porque tiene un pibe de 30 que se casa, el que se fue a Holanda, bueno… tendrá 55 años el desgraciado. Y le hizo firmar unos papeles a la pobre Adela, que carga con el estigma de ser la “loca” de la familia, donde ella le cede a él el manejo de su fortuna… No va que Adela tenía un caserón acá cerca y ahora el hermano vive ahí con su esposa (la cuñada de Adela, que según ella la detesta) y Adela vive en un departamentito minúsculo que le compraron cuando la expulsaron de su propia casa?!

Y eso no es todo!

Parece que toma cuatro pastillas por día que le receta su psiquiatra, que según la del 3 está confabulada con el hermano (ellas le dijeron que cambie de psiquiatra y el hermano no la dejó!) y la tienen amenazada con que si no toma las pastillas la internan otra vez y esta vez para siempre.

Decí que estamos en invierno*, que si no la semana que viene iba otra vez a enterarme más detalles!


*Sí, merecemos un reconocimiento por ir a depilarnos con 7º de térmica, pero ese es otro tema.

lunes, 13 de julio de 2009

Lumilagro

El estar alienados, sumergidos en la vorágine de la vida moderna, con el bombardeo de información que no nos da respiro, que no deja un resquicio para sacar la cabeza y mirar con perspectiva, a veces puede llevarnos a pecar de indiferentes, o superficiales, o simplemente a ser uno más del montón poniéndonos de un lado o del otro.
Del lado de los que se asustan por la gripe A o del lado de los que argumentan enfervorizados que se trata de una patraña con la que unos pocos se llenarán los bolsillos.
Del lado de los que votan a favor o del lado de los que votan en contra del gobernante de turno…
Y los temas de agenda se cuelan por todos lados y van relegando los que realmente importan, que son los que nos atañen personalmente.
Prefiero vivir en un termo, atravesando la triste alegría de saber que falta poco para que se vaya Maru, que saber que cambiaron al ministro de economía.

Por las pushi nights, los risottos de hongos, los happy hours, Il latto, el camino del inca y el himno solari. La señora torta de ricotta, el baile del pupo y chupale las patas al venado. Boludas, pasen. Eso es fly, y casa de jesucristo. Por Ricardo Gutiérrez.

Y por la no despedida!

domingo, 7 de junio de 2009

Freud un poroto!

Me contaron que cuando era bebé me dejaban sentada en el bebesit arriba del lavarropas por horas y horas y yo no decía ni mú.
Entonces me di cuenta que el momento más emocionante de mi día durante mis primeros años de vida, era cuando el lavarropas centrifugaba… buceando en las profundidades de mi memoria creo tener recuerdos de unos leves sacudones que rompían la monotonía de mi día y alentaban la esperanza de que haber nacido tenía su punto.
Si me pongo filosófica podría hacer una analogía a través del tiempo y darme cuenta que no cambió mucho la dinámica de mis días.
Sigo sin decir ni mú cuando algo me molesta y sigo esperando de un factor externo como el lavarropas, el alentador momento del centrifugado.
Tremendo!
Taxi!

lunes, 13 de abril de 2009

Stai tranquilo!

En el trayecto que hago para ir a la oficina, paro siempre en un semáforo que tiene varias instancias de paso dado que hay un flujo importante de vehículos en las cuatro direcciones. Al estar en obra algunos tramos de la avenida Márquez, lo que era un verdadero caos se ha convertido en un total desastre vehicular. Por suerte el municipio tomó cartas en el asunto y envió un policía de tránsito a poner un poco de orden. Claro que nadie contaba con que ese policía designado, no era otro que la reencarnación de Tandarica. Para quienes no saben nada de Tandarica, les bastará con saber que era un payaso rumano desangelado y torpe de la tele, que hacía todo mal pero a su compañero de escena calmaba diciendo: “stai tranquilo”.
El policía en cuestión, retacón, de bigotes anchos y andar relajado, más que determinar con lógica y firmeza quién tenía que avanzar, simplemente observaba a los conductores y dejaba pasar al que se mostraba más enfurecido y apurado. Las señas que hacía con los brazos eran tan confusas que no se sabía si había que frenar, avanzar o si estaba espantando mosquitos. El silbato sonaba arbitrariamente, ni siquiera acompañaba el movimiento de sus brazos, con lo cual tampoco ayudaba. Por un momento me sentí dentro de un set donde Tandarica era la estrella de la escena y en cualquier momento llegaría el partenaire, un policía gordo que iba a sufrir las torpezas de su compañero. Estaba sumida en estos pensamientos cuando reparé en los bocinazos que me propinaban los autos de atrás y lo vi a Tandarica desaforado suplicándome que avanzara. Cuando pasé junto a él no pude evitar murmurar: stai tranquilo!


(dedicado a mi hermano Juan)

jueves, 2 de abril de 2009

Pienso, luego callo. O no.

Si todo aquello que pensamos tuviera que ser captado por quienes nos rodean, vendríamos diseñados con un display en la frente como el Infotrans de los colectivos. Y así como leemos, por ejemplo en el 59, que tal D.T renunció a su cargo, podríamos leer en la frente de alguien que conversa con otra persona: qué mal aliento que tenés, cerrá la boca por el amor de Dios… Como le pasaba al pobre de Mel en esa peli donde escuchaba los pensamientos de las mujeres.
No es así, porque, gracias a nuestro Creador, (y lo pongo en mayúscula o letra capital porque cité a Mel que es súper religioso y quiero estar en concordancia con el personaje citado) como decía, los pensamientos son algo privado hasta el preciso instante en que decidimos sacarlos a la luz. Por eso me incomoda que, estando callada, me digan cosas como por ejemplo: ya, decime sin pensar, qué estás pensando?! Porque si tuviera la intención de divulgar aquello que estoy pensando, lo hubiera hecho! Entiendo que tengo la tendencia a no divulgar aquello que pienso en el momento en que vendría bien que lo divulgue… Pero es que me encanta pensar conmigo!
Sería insoportable saber qué están pensando todos en todo momento. Es más divertido pensar qué pensarán!

¿Ustedes qué piensan?

miércoles, 25 de marzo de 2009

Lost in translation.

Las traducciones de las pelis truchas… qué onda? Quién las hace? Es una campaña solapada de la industria para desanimar el consumo de material pirata? Si es así, es muy buena.

martes, 10 de marzo de 2009

Right to be wrong.

Llegar al punto en que hacer lo incorrecto es hacer exactamente lo que uno quiere es la prueba de que algo venimos haciendo mal?

martes, 24 de febrero de 2009

Hola, Gary!

Gary es un gatito de tres meses. Lo escuché chillando en la calle hace más de un mes cuando iba a visitar a mi amiga Miri Am. Ella lo llevó a la veterinaria y yo lo fui a buscar. Tenía un ojo bastante mocho, y el veterinario me dijo que lo tenía perforado por un virus. Me dio unas gotitas para que le ponga todos los días. Era pura oreja, flacuchento y chillón. Naranjita y blanco.
Confieso que nunca fui devota de las mascotas, a pesar de que a mi alrededor siempre las hubo. Sin embargo cuando lo vi a Gary me dieron ganas de llevármelo a casa.
Pasó el tiempo y el ojo lo tiene muy parecido a un ojo normal, sus orejas y el resto del cuerpo se armonizaron y ya está rechoncho. Sus chillidos no son molestos porque se ve que le quedó algo en la garganta y sólo puede emitir un leve sonido parecido a un maullido.
Todos los que tienen gatos me dan consejos para que Gary sea un gatito educado, no haga uñitas en el sillón, no se coma las plantas, no muerda los cables, no destroce el papel higiénico… pero todavía no hicieron efecto. Le gusta hacerse un bollito y dormirse apoyado en mis pies mientras escribo, hasta que de repente me clava sus mini colmillos y lo puteo. Gary es un capo.

Otro tema... ¿Quién habrá sido el genio que decidió poner en el medio de la Avenida Cabildo llegando a Puente Saavedra ese cordón o bulevar? Habrá pensado que sacando un pedazo de carril y descuajeringando todo el espacio para transitar conseguiría algo bueno?

jueves, 5 de febrero de 2009

Ana y Ricardo.

Así se llamaban mis playmobiles preferidos. Ana tenía las patas blancas, el torso azul y el pelo negro. Ricardo era todo azul, tenía el pelo amarillo y un cuellito rojo. Las manos todavía no eran de las movibles. Los hacía conocerse en una granja, que era parte de otro juego que tenía. Ella llegaba con el móvil del noticiero y un camarógrafo y él creo que era el entrevistado.
Nunca me divirtió jugar a pintarme las uñas, ni ponerme zapatos de mi mamá, ni llevar una carterita colgando, como parece haber sido el deleite de la mayoría de mis congéneres en su infancia.
Yo jugaba a inventarle historias a los playmobiles, tenía designados roles para cada uno, si había un personaje malo, ponía un pelado (¿?). Si había un héroe lo ponía a Ricardo. Los hacía caminar contoneándose, no salticando. Y los diálogos que mantenían, los escuchaba en mi cabeza, no los hacía hablar con mi voz.
Cuando empezaron a salir los nenitos, el fantasma flúo y demás innovaciones yo ya dejaba de jugar con ellos, creo que por aquella época me pasé a las aventuras gráficas de Lucas Arts, que era jugar las historias imaginadas por otro.
Todavía sigue sin divertirme jugar a pintarme las uñas, usar zapatos de mamá y llevar carteritas colgando. Y me sigue divirtiendo jugar a inventar historias, con el beneplácito de que, ahora, cobro por hacerlo.
Hans Beck, gracias.

*Hans Beck (6 May 1929 – 30 January 2009) fue el inventor de los Playmobil.

martes, 27 de enero de 2009

Licuado de película.

Si ponés un poco de Forrest Gump, más un poco de The Green Mile, más un poco de Tomates Verdes Fritos, más un poco de Amelie, más un poco de Titanic y una pizca de Corre Lola Corre, vas a tener una peli nominada a muchos oscares que se puede llamar Benjamín Botón y que va a ser una BASURA!!!
Por suerte todos los paraísos amarillos de la avenida están en flor y podemos alegrarnos la vista y el espíritu contemplándolos (es mejor hacerlo cuando no estén manejando).

miércoles, 21 de enero de 2009

Piedrad!

Eran altas horas de la noche y bajas horas de la madrugada, cuando envalentonadas por un par de cervezas y un embotamiento que por fin se nos iba despegando del cuerpo, pusimos la web de las canciones y acordes del rock nacional, y guitarra en mano decidimos cual adolescentes desgañitarnos un martes de enero. Aporreando la guitarra impiadosamente y desafinando con gran destreza repasamos el cancionero fogonístico y resucitamos un par de muertos. Pensamos que la hormacha voladora (no decidimos si era hormiga o cucaracha, pero era grande y atemorizante) sería la que pusiera punto final a la musical velada, pero no... el punto final lo puso un piedrazo que tiró un vecino contra la persiana. Como a los gatos de los dibujitos los callan con un zapatazo, a nosotras nos callaron con un piedrazo.
Y lo bien que hicieron.

martes, 13 de enero de 2009

Mira cómo pega!

Por qué la gente ya no pega stickers en sus autos?
I´m the best, i (corazón) santa teresita, shit happens, fuck you... y tantas grandes frases que veíamos pasar adosadas a los autos...
Ahora veo algún que otro “bebé a bordo”pero con una ventosa y un cartelito que cuelga desde adentro... también nombres de restoranes pitucos o lavaderos de autos que aprovechan que uno no está presente para pegajosearle un sticker con el nombre del lugar.
Pero esa moda de, prácticamente, tapizar luneta y parabrisas ha quedado en el olvido y no sé a qué se debe.
My other car is a piece of shit too... en fin, pienso que a lo mejor era una costumbre muy marplatense y como mi infancia transcurrió allí me quedó tan grabado en la memoria. Smileys por doquier... Después hubo una época donde pegaban calcos de radios, por ejemplo: radio horizonte 94.3... después hubo caras en blanco y negro de Maradona, de Olmedo, de Rodrigo... ahora no veo autos con stickers.
¿Qué pasó?

martes, 6 de enero de 2009

Sultán, ataque!

Una de mis taras se pone de manifiesto cuando tengo que mantener una conversación en modo “tratar de usted” definitivamente no me sale natural, tengo que pensar en tuteo y traspasar al usted antes de abrir la boca. Por eso parezco algo lenta y la gente mayor me mira como preocupada, no sabe que estoy haciendo grandes esfuerzos por demostrarles respeto. Si es solamente una frase, por ejemplo, tiene biromes? Y el señor me dice “sí” y me da una, zafo. Pero si el señor me dice sí, cuántas te doy? Ahí ya puedo llegar a mandarle apurada un “dame dos”. Con lo cual quedaría “tiene biromes” “dame dos”. Y al notar este descontrol de tratamiento ya no vuelvo a mirarlo a los ojos.
Lo que me resulta curioso es la gente que trata de usted a sus mascotas, “vaya para allá!” ó “deme eso!”. Es raro, pero bueno, será cuestión de traerme una mascota y hacer un simulacro de compra de biromes.