domingo, 7 de junio de 2009

Freud un poroto!

Me contaron que cuando era bebé me dejaban sentada en el bebesit arriba del lavarropas por horas y horas y yo no decía ni mú.
Entonces me di cuenta que el momento más emocionante de mi día durante mis primeros años de vida, era cuando el lavarropas centrifugaba… buceando en las profundidades de mi memoria creo tener recuerdos de unos leves sacudones que rompían la monotonía de mi día y alentaban la esperanza de que haber nacido tenía su punto.
Si me pongo filosófica podría hacer una analogía a través del tiempo y darme cuenta que no cambió mucho la dinámica de mis días.
Sigo sin decir ni mú cuando algo me molesta y sigo esperando de un factor externo como el lavarropas, el alentador momento del centrifugado.
Tremendo!
Taxi!