viernes, 25 de noviembre de 2011

Vivir para contarlo.

“Mi hijo se tiró un pedo!”. “Feliz con mi cafetera poronga!”. “El gasista me clavó y perdí toda la mañana!”…
Es un tema remanido y hasta retro observar el comportamiento de las personas en las redes sociales, además no se puede mirar de afuera estando adentro. Así que probablemente mi reflexión sea una batata. Pero últimamente tengo la sensación de que ahora se vive todo para contarlo, y que la experiencia de contarlo, de mostrarlo, es más importante que la experiencia de vivirlo.

Fui a un recital y la mitad de los espectadores con sus smartphones en alto grabando lo que pasaba para subirlo a su muro, en lugar de ver (vivir, disfrutar), grababan para contarlo, para mostrar a otros la experiencia que tuvieron (a medias porque se la pasaron grabando!).

En fin, terminé de leer “Los tipos duros no bailan” de Norman Mailer, es atroz, intenso, macabro y atrapante. Me puse a leer sobre él y me sentí identificada con algo que dijo en una entrevista (les debo la cita precisa):

“Conforme envejezco, me vuelvo cada vez más pesimista sobre la naturaleza humana. Creo que todos somos asesinos. Sabes, creo que todos tenemos dentro un asesinato y un suicidio. Y en la mayoría de las personas, al ser civilizadas, no sale a flote ninguno de ambos”.

Say no more!

sábado, 20 de agosto de 2011

"Tomo menos".

Mis amigas son tan buena onda con los mozos y mozas de todos los lugares a los que vamos, que yo siempre quedo como la ortiba que se queja por todo. El colmo fue la otra noche cuando la moza de un restaurante nos tenía que traer dos cortados chiquitos y uno en jarrito. No era taaaaan difícil de acordarse: dos chiquitos y uno en jarrito. Se ve que era tarde, la pobre ya estaba cansada, o estaba con la cabeza en otra cosa y nos trajo dos en jarrito y uno chiquito. Por mi cara se debe haber dado cuenta que había traído mal los cafés, pero mi amiga que había pedido chiquito y recibió jarrito, para que la moza no se ponga mal le dijo: no te preocupes, dejámelo y “tomo menos”. Genial.

Igual todos estos entreveros suceden porque alguien hace pocos años decidió que el cortado podía venir en dos tamaños…

viernes, 12 de agosto de 2011

"Yo no miro tele"...

Quién no ha escuchado esta frase en alguna reunión un sábado a la noche, en la cola del pago fácil o mismo en un encare de bar? Siempre es dicha con orgullo, casi como una declaración de principios, como si por no ver tele alguien fuera mejor, más inteligente o superior a “la gilada”. Para mí, no mirar la tele forma parte de las costumbres de una persona, no algo que le da chapa de capo. Pero demonizar la televisión queda bien, es más, en ciertos círculos confesar que uno mira la tele es casi pecaminoso… Porque se le suele endilgar a la televisión el bajo nivel cultural, la precarización del lenguaje, la escalada de violencia, la proliferación de lo chabacano, etc, etc, etc. Siempre me pareció una paparruchada culpar a la televisión de algo que sucede en la sociedad porque siempre creí, y sigo creyendo, que la televisión en todo caso es un rebote de lo que es la sociedad y nunca al revés.

Yo tuve la suerte de cruzarme en la vida con la gran maestra María Inés Andrés y aprendí con ella el oficio de guionista, que es ahora mi manera de ganarme la vida y sobre todo, es un trabajo que me divierte. Yo no como ñoquis, dejo en el plato el borde de las empanadas y no miro tele pero trabajo para que otros la miren. Sí, lo confieso, soy un soldado del ejército de Satán!

miércoles, 3 de agosto de 2011

Snack five! (o Snack´ 5).

Estaba soñando y de repente los personajes de mi sueño se miraron entre sí con complicidad y uno le preguntó al otro: Snack five? Y el otro respondió: Snack five! Y se dispusieron a comer un snack que tenían ambos en su bolsillo, interrumpiendo el transcurrir de la trama del sueño.

Cuando me desperté me quedó resonando el snack five y se me ocurrió que podría ser un snack con cinco ingredientes saludables y que podría estar dirigido a los niños, onda: snack five, el primer snack saludable para tus hijos!

Comer sano no tiene por qué ser aburrido: Snack five!

Bueno, espero que en mi próximo sueño se me ocurra el planning y la estrategia de venta. Ya les contaré. Ahora me voy a comer un... snack a secas.

martes, 12 de abril de 2011

¿Lo digo o no lo digo?

Hace unos años, creo que en la sala de espera de la depiladora, estaba hojeando una revista y me detuve en una nota a Edda Díaz (una vieja humorista). La parte de la nota que más me llamó la atención fue donde ella contaba una anécdota por la cual había perdido una amiga. No era que la amiga se hubiera muerto, sino que ella la perdió por decir algo, o mejor dicho, por no poder callarlo. Y me sentí completamente identificada con ese deber callar y querer decir. Edda le explicó a su ofendida amiga que la “escena” pedía ese remate, que por cómo venía la charla que estaban teniendo en esa reunión, era necesario que ella (Edda) dijera eso que dijo en ese momento! La amiga no lo entendió así, se ofendió y nunca más le habló. En mi caso, siempre ha ganado la discreción y la mesura ante posibles comentarios desternillantes, aunque ofensivos… nunca es con mala intención sino en favor de la escena que está transcurriendo! pero temo (o celebro?) que esta tendencia está empezando a revertirse… Sépanlo (y sepan disculpar).

lunes, 31 de enero de 2011

Sí, ahora me gusta el fernet.

He pasado un rato mirando las fotos de las vacaciones (de otros). Más o menos es todo igual. Lindos paisajes, alguno durmiendo, platos de comida, diversión y sobre todo, pies descalzos.
No hay que ser muy sagaz para deducir que uno se va de vacaciones a contemplar la naturaleza, comer, divertirse y dormir. O algunas de esas, o todas juntas, o sólo una. Mucho primer plano de platos exóticos, de aventuras entre sogas y árboles, de fiestas descontroladas, o sea, fotos de cosas extra-ordinarias. Porque para la mayoría, irse de vacaciones es animarse a ser diferente por unos días, a comer diferente, a vestirse diferente, a mirar diferente y a pensar diferente. Y es que durante el año somos de una manera, estamos definidos, por nuestros gustos, por nuestras costumbres, por nuestra ideología. Y en esos 15 días de vacaciones nos sentimos habilitados para cambiar, para ser de otra manera, son como un paréntesis.
Pero últimamente empecé a pensar que definirnos es, al mismo tiempo, limitarnos.
Así que si en el 2012 se cae el mundo, pienso que este es un buen año para vivir como de vacaciones, permitiéndonos ser más de lo que pensamos que somos!
Uy, uy, uy, otro post que me sale medio new age… Me voy corriendo a comprar un Big Mac!