lunes, 31 de mayo de 2010

La época de las veredas.

Llegando a la frontera del otoño con el invierno, las veredas toman ese tono sepia y melancólico que las hace tan veredas. Es la época en la que declaran su independencia. Su esencia madura. Su densidad se compacta, y se vuelven inalterables y lejanas sin moverse de su lugar. Nosotros las caminamos como siempre, como si fueran nuestras, pero nunca nos dejan formar parte de su paisaje. Quedamos despegados como en un chroma berreta. Las veredas en esta época toman distancia. Las veredas, en esta época, nos ningunean.
Será por eso que las escupimos.

2 comentarios:

Maque Lagos dijo...

No se alarmen, yo no ando a los esputos por la calle... Hablo en nombre del colectivo y/o conjunto de transeúntes que dejan las veredas de mi barrio salpicadas por doquier (siempre quise escribir "por doquier" es como francés).

Treintañera dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.