domingo, 16 de mayo de 2010

¡Quiero ver todas las manos arriba!

Qué lamentable es ver al músico en el escenario arengando un público que no le responde. Y más lamentable es ver que insista... (Hacete de abajo, chabón!!) Pero bueno, el público responde cuando lo que está viendo y escuchando le llega, cuando ve que el músico no toca para que uno levante las manos y aplauda sino que toca porque es lo que le sale por los poros, porque a través de su música expresa lo que le pasa, se divierte, intenta dar su mirada, intenta decir yo soy esto. No sé si será carisma, entrega, compromiso o las tres cosas juntas, pero cuando el que está en el escenario no lo tiene y pide que el público haga esto o aquello, pone en evidencia esa carencia, y si encima después sale a tocar al mismo escenario uno que la rompe, el contraste es fatal. En fin, mi humilde reflexión es que lo genuino sigue siendo lo más valioso que nos pueden dar los artistas. Como diría el auténticamente freak de Nimo: Por lo menos así, lo veo yo!

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