viernes, 21 de mayo de 2010

Vampirismo.

Siempre pienso que después de 12 horas de ayuno y con todo un tubito menos de sangre en mi sistema circulatorio, quedo al borde del desmayo, por eso cuando salgo del laboratorio me tomo un café con leche y me como un tostado en el bar más cercano, como si de esa manera recuperara rayitas en mi barra de estado, de rojo a verde otra vez (aunque creo que me estanqué en el amarillo). Mientras me volvía el alma al cuerpo, en la mesa de adelante estaban reunidos un tipo y una chica. Visitadores médicos. No es que yo sea maleducada, es que no puedo taparme los oídos para no escucharlos. Ella tendría unos 23 años, le decía que por supuesto el laboratorio no tiene la culpa de que su auto sea del año 2000 pero la verdad que se gastó medio sueldo en el taller los últimos dos meses… Zárate, Campana y Florida es una zona muy amplia para abarcar, hace más de 100 kilómetros por día, ella vive en Ciudad Jardín… el tipo, 50 años, voz grave y pastosa, perfume mezclado con olor a gigarrillo, pelo mojado, le dijo que el día anterior él había ido a La Plata y se le había roto el auto… esas cosas pasan… Le preguntó qué camino hacía, ¿ruta 8? ¿Camino del buen ayre? Si vas a 100 deberías tardar 40 minutos… ¡Qué grasa! Como si por cambiar el recorrido las cosas fueran a ser más fáciles para la pobre chica que después, cuando tomó coraje, le preguntó por el sueldo… porque termina muy cansada, tiene que perseguir a los médicos por todo el hospital para que la reciban, y todos los viajes… es agotador… Pero el tipo negó con la cabeza y se encogió de hombros, el laboratorio no puede incrementar los salarios por el momento. Yo a esa altura ya estaba tan frustrada como ella! Miraron la hora, se tenía que ir a Zárate… Se fue resignada, la reunión no sirvió para nada, sólo se le acumuló trabajo para el resto del día. Espero que por lo menos el tipo le haya pagado el café.

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