martes, 26 de febrero de 2008

En el baño de un aeropuerto.

Entré a lavarme la cara y encontré a una señora arremangándose los pantalones junto a la puerta de un excusado, le hablaba a la persona que estaba adentro, le decía ¿Estás bien? ¿Quieres más agua? Yo, de metida, le ofrecí un dramamine por si acaso estaba descompuesta o mareada la persona que se encontraba dentro del excusado, y la señora con los pantalones arremangados, mientras cargaba agua en una botellita me sonrió y me dijo, no gracias, hija, se está lavando el popito.

jueves, 21 de febrero de 2008

Teoría de las relaciones posibles.

Me he encontrado en más de una oportunidad zigzagueando entre montañas de tópicos prohibidos, curvas de temas ríspidos y cunetas de preguntas inconvenientes para poder mantener al menos una mínima interacción con algunas personas. Como los esquiadores de los jueguitos que esquivan las banderitas y los árboles, sé puntualmente hasta dónde llegar, dónde frenar y doblar, dónde saltar, dónde hacer como si nada...
La relación posible que podemos tener con cada persona que conocemos está dada por esa destreza o está coartada por ella?
(El humor es una buena balsa donde apoyarnos mientras remamos hacia la tangente).

miércoles, 20 de febrero de 2008

Volveeer con el cuello marchito, los rayos de febo fritaron mi piel.

Y yo que venía tan relajada de las vacaciones tuve que hacer un trámite en movistar... porque mi celular hizo lo que quería hacer yo y no volvió.
Entonces me dirigí a la sucursal amiga para resolver el asunto que en un principio hasta me pareció metafórico, poético. Podía ir pensando en eso porque imaginé que el trámite sería rápido y fácil: llego, elijo, pago y me voy. Pero atención, no se dejen engañar por sus ojos (otra vez) esa cantidad de modelos exhibidos en esa cantidad de vitrinas resultan ser una fachada, un anzuelo, una burda farsa, porque, amigos, no importa el modelo que uno busque o el precio que uno esté dispuesto a desembolsar, todos los caminos conducen a que tengas que comprar el modelo que te quieren vender. El que querés no está ni va a volver a entrar, el otro sólo si sacás una línea nueva o con tarjeta, el de más acá no porque zabadaba y el de más allá no porque zabadú, el que te podés llevar es este y sólo este. Y miro alrededor y veo esas decenas de celulares abiertos, atrapados en esos soportes de acrílico transparente mirándome detrás de esas vitrinas como diciéndome: salí corriendo vos que podés.

Nota mental: decidir si el cuello forma parte del bloque de la cara o si forma parte del bloque del tronco y no olvidar ponerle protector las próximas vacaciones.

viernes, 8 de febrero de 2008

miércoles, 6 de febrero de 2008

Luz (apagada), roncando, acción!

Qué bien dirigidos están mis sueños. No es por fanfarronear, pero si los vieran... Unos planos, una fotografía, unos movimientos de cámara... y desde que hice un upgrade de cama, es como si tuviese más presupuesto para locaciones, porque son mucho más zarpadas que antes! No sé si por propiedad transitiva sería yo una buena directora de cine, porque en verdad no sé si las secuencias de mis sueños están dirigidas por mí o hay un director asignado a cada persona que sueña. ¿¡Los directores de cine que ya murieron se dedicarán a dirigir nuestros sueños!? En ese caso, larga vida a Eliseo Subiela!

domingo, 3 de febrero de 2008

Al azar.

Cuando tengo que abrir una puerta y tengo dos llaves casi iguales, pienso: si la primera que pruebo abre, entonces llamo (o hago aquello que está pendiente). O si estoy esperando a dos personas que vienen por separado, pienso: si llega primero fulanito vamos a tal lado, si llega fulanita entonces vamos a tal otro.
Alguien me comentó una vez que durante un final decidió, estando resfriado, entregar el examen una vez que el agua de su nariz formara una gota y cayera a la hoja. Quedando afuera la posibilidad de revisar, rehacer o tomarse más tiempo para responder. No fue fortuito, sabía que llegaría ese momento, lo que no sabía era cuánto tardaría en caer. Ese era el tiempo para completar el examen.
Hacer participar al azar tan activamente de nuestras decisiones me hace sentir más liviana y a la vez conectada con una especie de fuerza superior, atemporal e inabarcable que influye en el destino de cada uno de nosotros.
Si deja de llover posteo esto, sino lo borro.