martes, 13 de abril de 2010

Copycat (o la estrategia del criter).

Todas las noches, desde algún lugar abominable que no pude todavía precisar, sale una criatura maldita con forma de gato al que llamo criter, una espeluznante fiera de mirada diabólica y maullido aterrador que les congela la sangre a todos los gatos de la vecindad.
Gary, mi gato que parece un peluchín viviente, vino con las cuerdas vocales falladas y cuando tiene que defenderse de la arremetida del criter, sólo emite un sordo y cascado intento de maullido. Y esto el criter lo sabe, ya se avivó. El peluchín del B está en inferioridad de condiciones. Así que ahora su vil objetivo es deshacerse de Gary, que no puede pedir auxilio, y usurpar su identidad para vivir su vida (porque el criter tiene el poder de mimetizarse con su víctima). La otra noche casi caigo en su trampa, en la oscuridad, oculto tras unas hojas de banano, me hizo creer durante cinco minutos que era Gary…

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