lunes, 28 de enero de 2008

Le pone onda.

El que echa a rodar su bici apoyando primero el pie en el pedal que está de su lado para luego, y una vez en movimiento, revolear la otra pierna por encima del asiento y seguir andando. Me parece una acrobacia cotidiana modesta y noble, que requiere de equilibrio y arrojo, de determinación y bravura, y que hace de los carteros y afiladores, una raza de superheroes en potencia.
De los que reparten pizza en rollers, desafiando el tránsito con prepotencia y zigzagueando entre peatones y postes voy a hablar en una próxima entrada. (Me atrevo a decir que podrían formar el ejército de los malosos).

No hay comentarios: