Cuando llegue ese día, tu sangre y mi llanto se mezclarán en el barro.
Tu boca inerte y tus ojos secos serán sólo eso.
Y reventaré tu corazón contra un muro.
Como una granada blanda cargada de pus.
Cubriré mi rostro por el hedor, y por la vergüenza.
Y cuando en mis entrañas empiece a trepar esa sombra severa, asfixiante y amarga, y esté ahogándome sin remedio, me vaciaré sobre tus restos, expulsando demonios.
Y tus huesos serán carcomidos por tu propio veneno.
Tu boca inerte y tus ojos secos serán sólo eso.
Y reventaré tu corazón contra un muro.
Como una granada blanda cargada de pus.
Cubriré mi rostro por el hedor, y por la vergüenza.
Y cuando en mis entrañas empiece a trepar esa sombra severa, asfixiante y amarga, y esté ahogándome sin remedio, me vaciaré sobre tus restos, expulsando demonios.
Y tus huesos serán carcomidos por tu propio veneno.
Foto: Pablo Mekler.
2 comentarios:
Qué lindo, mi parte preferida es la del grano de pus. Geeez.
Dice granada, no grano, you moron!
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