lunes, 22 de febrero de 2010

Santas aguas voladoras, Batman!

Bueno, en Buenos Aires no se habla de otra cosa que no sean los milímetros de agua caídos en las últimas horas. Estamos a punto de batir el record histórico, un poco más, un poquito más que tenemos el informe editado listo para sacar del horno! El despliegue periodístico es espectacular, móviles en vivo, cámaras en lugares estratégicos, milímetros contados minuto a minuto, ranking de las tormentas del mes, los noteros apuntando datos sorprendentes: Santo, soplan fuertes vientos y el agua se vuela. Llamados de la gente que dice espantada, sí, sí, acá también llueve. Los reporteros desaprobando al temerario que nada feliz por la avenida, comentando que no es ni un poco gracioso (pienso que es de lo más gracioso que le puede pasar a uno, nadar en una avenida). Pasadas un par de horas, la lluvia cesó, el agua empieza a escurrirse, vemos los peces aventureros muertos pero sonrientes, la mercadería echada a perder y los teléfonos para quejarse por la falta de luz. Otras noticias empiezan a ganar protagonismo y los sacabollos aprietan el puño y miran resentidos al santo de su devoción porque otra vez no granizó...

miércoles, 17 de febrero de 2010

Hello, moto!

Muy de vez en cuando, nos encontramos con personas extraordinarias. Que mientras nos hablan, nos abofetean, nos sacan del letargo, de la mediocridad, de la rutina. Nos elevan, nos hacen mirar con perspectiva, nos estimulan y nos recuerdan que somos libres. Empezar el año con alguien así, es de lo más energizante. Cuando era mochilera y llegaba a lugares impresionantes después de caminar días enteros, y no me alcanzaba la vista para tanta maravilla, me daban ganas de que todos pudieran disfrutar de lo que yo estaba viendo. Con esto me pasa algo parecido. Oh, God! No sé si me estoy volviendo new age o son los efectos del SPM.

jueves, 11 de febrero de 2010

Arriba es mejor que abajo.

Cuando estamos en la parada, bajo el rayo del sol, y a nuestro alrededor todo se ve como refractado por el calor que sube del asfalto, y las monedas en el puño sudan, ver el número del colectivo que viene y comprobar que es el nuestro, es un alivio. Pero cuando vemos que el bondi sigue por el medio, y el colectivero, por más que saltemos al medio de la calle y agitemos el brazo, no nos para, nos indignamos hasta el infinito. ¡Si es su laburo frenar en la parada con gente! ¡No me hace un favor parándome! Colectivero del ort y la rep.. que lo parió!
Ahora, cuando estamos arriba del colectivo, ya sentados, del lado de la sombra, con el vientito que entra por la ventanilla pegándonos en la cara y vemos un pobre infeliz que en el medio de la calle agita el brazo y el colectivero no le para, interiormente agradecemos la rebeldía del conductor, sonreímos, miramos al que se queda puteando bajo el sol y decimos: ¡ahí te quedas, baboso!

Así que la supuesta indignación, a veces es sólo envidia encubierta!

martes, 2 de febrero de 2010

¿Qué te apuesto?

Tengo la costumbre de apostar. Pero no de escolasear en el casino, no hablo de la timba sofovichesca, hablo de apostar pelotudeces constantemente para dirimir cuestiones tan intrascendentes como si el 60 bajo es el que va por Libertador o por Centenario (perdí) hablo de si la actriz de Bones es la misma de Felicity (gané) y de si existe o no existe la palabra “eones” (perdí, pero es dudoso todavía). Reconozco que soy lenta a la hora de pagar, de hecho la del 60 hace años que la perdí y sigue pendiente, pero me divierte obligar al otro a mantener su postura tanto como para apostarme algo, mostrándome muy segura al tiempo que extiendo la mano diciendo, por ejemplo, “te apuesto ¼ de helado” y mantengo la mano extendida para sellar la apuesta mientras el otro duda de su propia aseveración y yo me regodeo en mi supuesta seguridad. Son segundos de un cierto poder gratificante. (son muchas más las veces que gano, porque que no me quieran apostar es como ganar!).
Así que si me preguntan esa frasecita de moda ¿Querés ser feliz o tener razón?
Yo contestaría que tener razón me hace feliz!