En caso de emergencia...

A fuerza de ver una y otra vez el accidente aéreo de Lost, cuando estuve frente a la azafata que explicaba lo de las puertas de emergencia, las mascaritas de oxígeno y demás medidas de seguridad me asaltó una vez más la duda de siempre: dicen que la parte del asiento donde apoyamos nuestas pompis es un salvavidas, pero... ¿Cómo hago para desarmar el respaldo y los apoyabrazos para quedarme con esa parte del asiento y así flotar hacia una isla y sobrevivir?
Y lo del chaleco ese que hay que inflar soplando esos tubitos o tirando de las manijitas también me queda poco claro...
Por suerte un par de dramamines media hora antes de subir permiten que tantos interrogantes críticos se diluyan en un bálsamo de dulces sueños.

Can can band.

La selección de temas de una banda que ensaya los sábados para tocar próximamente en una fiesta, puede mutar de rito-relajante-para-exorcizar-el-stress-de-la-semana a enfrentamiento casi (odio el cuasi) bélico.
Alianzas, complots, difamaciones y puñaladas traperas con tal de que queden los temas que uno quiere y que salgan los que no nos gustan. De los siguientes, hay que sacar siete:

Superstition, de Stevie Wonder/ All i need, de Air/ Funny little frog, de Belle and Sebastian/ Point of view, de Db boulevard/ Cherry lips go baby go, de Garbage/
Cantaloupe island, de Herbie Hancock/ Candy, de Iggy Pop/ When you gonna learn, de Jamiroquai/ Right to be wrong, de Joss Stone/ I Heard It Through The Grapevine, versión de Kaiser Chiefs/ Our house, de Madness/ It´s my life, versión de No doubt/ Loser, versión de Richard cheese/ Hard To Handle, de The Black Crowes/ Soul man, versión de Blues brothers/ Rock the cashba, de The Clash/
The Lovecats, de The cure/ Valerie, versión de The zutons/ Boa sorte, de Vanessa da mata/ Play that funky music, versión de Wild cherry.

El próximo sábado se sabrá cuáles serán los condenados al exilio...

Creer y reventar (el chanchito).

Para mí pisar el acelerador y que el auto avance es pura magia. No tengo ni la más remota idea de los mecanismos que se ponen en funcionamiento ni las combustiones que se generan para que este pequeño milagro de locomoción suceda una y otra vez. Por tal motivo, creer lo que dice mi mecánico, el de mi auto para ser exactos, es un acto de fe. Creo ciegamente en que hay que rectificar la junta del motor así como también creo que hay que cambiar todas las mangueras, el filtro y la correa de distribución. Amén.
Ahora bien, cuando la visita al templo mecánico es sospechosamente habitual y al ser siempre onerosa la dádiva requerida, confieso que mi fe tambalea y que mis ganas de cambiar de religión son más fuertes que las de cambiar el filtro de aceite...

“Se viene”. Lo escuché en el tren.

Ella: Te aviso que se viene... y es de muy buena fuente porque se lo dijo a mi vieja su amiga la que está arriba.
Él: cuándo?
Ella: no se sabe bien en qué mes, pero se sabe que se viene. Viste que ya hay kilombo con Fernández... Te aviso por lo de tu alquiler, alquilaste ya?
El: no firmamos todavía...

Y dejé de prestar atención porque lo que pasaba en “Abel Sánchez” (de Unamuno) era más importante, resulta que Abelito, el hijo de Abel, le confiesa a Joaquín que su padre es un farsante! Tremendo. Porque claro, ahora Joaquín se regodea...

Pero bueno, sépanlo amigos, no sé qué pero: SE VIENE.